9 de mayo de 2012


Nueva proyección de cortos en Villabona

 09:03  
Nueva proyección de cortos en Villabona
Nueva proyección de cortos en Villabona  reproducción de g. bengoa
Las cineastas asturianas Teresa Marcos y Ángeles Muñiz -a los lados en la foto, junto a las actrices Isabel Friera y Ava Hernández- presentaron en el centro penitenciario de Villabona sus respectivos cortos «Lencería de ocasión» y «Lo que necesites selo yo». Las directoras organizan un ciclo de cine en el módulo 10 del centro, informa G. B.

4 de mayo de 2012


Siero, Noreña y Llanera

Amanda Castro y Lucinda Torre presentan sus cortos en la cárcel de Villabona

 09:26   
Muñiz, primera por la izquierda; Castro, segunda; Torre, cuarta, y  Marcos, agachada, en el centro. | g. b.
Muñiz, primera por la izquierda; Castro, segunda; Torre, cuarta, y Marcos, agachada, en el centro. | g. b.  
Las cineastas asturianas Amanda Castro y Lucinda Torre presentaron, en el centro penitenciario de Villabona, sus respectivos cortos «A golpe de tacón», producido en 2007, y «El beso de la tierra», este último nominado a los premios «Goya» en la edición del año 2000. Las dos directoras participaron esta semana en el ciclo de cine que organizan las realizadoras Ángeles Muñiz Cachón y Teresa Marcos en el módulo 10 de la cárcel asturiana, informa Gonzalo BENGOA.

29 de abril de 2012



Javier Maqua sobre Módulo 10


Antes de nada, deciros que ya he visto Módulo 10 y daros la enhorabuena. Magnífica sin paliativos.
La idea de que ellas mismas (con vuestra mediación, obviamente) fabriquen el relato es estupenda y pocos cineastas –no recuerdo ninguno- la han llevado a cabo.  El neorrealismo puro –Zavattini- proponía hacer películas sobre casos reales interpretadas por sus auténticos protagonistas. Sólo lo logró una vez, en película olvidada. Zavattini y De Sica tuvieron que conformarse con elegir como actores personas cuya condición social se acercaba a la del personaje (así, el obrero protagonista de Ladrón de bicicletas). En los docudramas de Vivir cada día, proponíamos (neorrealismo puro) contar historia reales interpretadas por sus protagonistas, pero éramos nosotros los que componíamos el guión, y, en rigor, los que decidíamos lo que había que contar. No así vosotras que, más radicales y generosas, habías dejado que ellas elijan el relato. (Imagino que, además, ese procedimiento compaginaba perfectamente con los objetivos de la UTE, era una idea que facilitaba una mínima financiación y, sobre todo, el permiso y facilidades para rodar ahí dentro)
¿Y qué relato eligen (elegís)? Ah, qué maravilla. Ellas quieren contar su vida en melodrama, un melodrama de chúpate ésa. Y además quieren actuar, divertirse actuando. Nada de una ligera escaleta para ir pillando las piezas por sorpresa, a la manera del cazador docudramista que dispone sus señuelos y estrategias; nada de trampas; nada de vamos a ver qué pasa; nada de voz en off; nada de eso. ¡Un guión como Dios manda! Con escenas bien densas, nucleares y definidas (la despedida, el equívoco de la traición, la anagnórisis…); secuencias largas, donde están obligadas a decir esto o aquello con diálogos mitad estudiados mitad improvisados, pero con algunos pies forzados.    
Pergeñan, claro, un melodrama que sirva, que informe, que les facilite sus vidas crudísimas. Eligen una historia de amistad, de salvación, que acaba bien porque la amistad rota se restaura. Ellas quieren interpretar un magnífico culebrón carcelario, ser como estrellas de su propia telenovela, explicarse, ayudarse, pelearse, disculparse y volverse a “reajuntar”. Y se lo pasan pipa, pipísima. Se aplican a ello con una seriedad “profesional” (un deseo de “estar a la altura”) y un gracejo inigualable; poco importa que se aturullen o que Nancy tenga que recordar a Conchi que se le ha olvidado pedirle disculpas, eso también entra a formar parte del juego.
Choca la ausencia de funcionarios y vigilantes, la renuncia a retratar las rutinas que constituyen el fundamento del laberíntico horror carcelario. Pero hace falta ser tonto para no darse cuenta de que las condiciones del proyecto lo hacían imposible. Ello ablanda, por decirlo así, el mensaje.  Porque, pese a los horrores y dureza de lo que se cuenta y cómo lo expresan, es una película bondadosa, cariñosa, la película que ellas querían hacer y que también, seguro, querías vosotras. Una película que, además de conmover, sirva, ayude e informe. Una película con fe en el ser humano.

Javier Maqua

28 de abril de 2012


AVILES

Comienzan las clases para aprender a grabar cortos con el móvil

Más de 200 alumnos recibirán la formación para el certamen 'Avilés... ¡¡acción!! 2012' 

24.04.12 - 00:21 -

Los alumnos de cuarto de ESO y Bachiller recibirán, desde hoy y hasta el próximo 4 de mayo, clases magistrales para aprender a grabar cortometrajes con el móvil y poder participar en el certamen 'Avilés... ¡¡acción!! 2012' en junio.
Ya está confirmada la participación de más de 200 estudiantes de los institutos avilesinos y de los colegios Santo Ángel y Santo Tomás. Los cursos estarán impartidos por las guionistas, productoras y realizadoras Ángeles Muñiz y Teresa Marcos, y además tienen como objetivo que los jóvenes puedan presentarse a la sección de 'Aulas Móvil', cuyo plazo finaliza el próximo 25 de mayo.
Por otro lado, el director Samuel Martínez impartirá mañana el taller '¿Cómo visionar un corto?' para los miembros del comité de selección de las películas, que se compone de profesores de los cinco institutos de Avilés y de los colegios Santo Tomás, Santo Ángel y San Fernando. El curso se celebrará de 16 a 18 horas en el CPR de Avilés.
El mismo taller volverá a repetirse en el Edificio Fuero al día siguiente, aunque en esta ocasión será para los jóvenes que integran el programa Antenas Informativas, del servicio de Juventud, porque ellos serán los encargados de conceder uno de los premios de la sección oficial.
El certamen, centrado en la educación y la participación de los jóvenes, se celebra del 7 al 9 de junio.

17 de abril de 2012

Siero, Noreña y Llanera

Cinéfilas entre rejas

El director Javier Maqua participó en un coloquio cinematográfico sobre
su película «Carne de Gallina» con las reclusas del módulo 10 de Villabona

 03:25   
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Cinéfilas entre rejas
Cinéfilas entre rejas  
 MULTIMEDIA
Villabona (Llanera),

Lucas BLANCO

«El cine es una ventana al mundo que nos hace olvidar que estamos en la cárcel». Así de clara se muestra la reclusa Cristina Álvarez a la hora de explicar lo que supone para ella y sus compañeras cada una de las reproducciones que desde hace poco más de un año las directoras de cine Teresa Marcos y Ángeles Muñiz organizan con gran éxito para el disfrute de las internas del módulo 10 del centro penitenciario de Villabona.

El ciclo, financiado con el dinero obtenido por ambas directoras con un corto titulado «Módulo 10» que grabaron en la cárcel llanerense, contó ayer con la presencia del director Javier Maqua, quien presentó su película «Carne de Gallina» y participó en un coloquio sobre la misma con varias decenas de reclusas que, entremedias, no perdieron detalle de todos y cada uno de los 96 minutos de duración del filme durante su reproducción en la sala de televisión del módulo al que denominan «el rincón del cine».

Maqua consideró «un honor» que uno de sus largometrajes pudiera ser disfrutado por las reclusas y valoró positivamente para su tarea de director el hecho de visitar un módulo de mujeres.

«Estoy entusiasmado con la visita, pues una de las funciones del cine es contar lo que no se ve y yo, como director, ya podré contar algo que hasta ahora no había visto», señaló el cineasta antes de la presentación de su filme.

Durante la presentación de la película, Maqua se ganó rápidamente a las reclusas hablando sobre la dificultad de rodar una película en bable con actores de fuera de la región y logró arrancar una ovación de las asistentes al hacer un guiño a su amor por Asturias. «Nací en Madrid, pero soy asturiano porque me da la gana», sentenció el director.

Una vez terminado el pase de la película, las internas aprovecharon para realizar numerosas preguntas, a través de las cuales dejaron patente su interés por el cine. «Para mí esta actividad es una experiencia muy positiva porque me recuerda cuando iba al cine», declaró la reclusa Ana María García Hevia, mientras alguna de sus compañeras destacaba lo que disfruta con las proyecciones. «A muchas nos encanta porque nos vemos reflejadas en algunas películas y nos hacen reflexionar sobre nuestras vidas», sostiene la reclusa Cristina Álvarez.

Con la reproducción de ayer son ya cinco los largometrajes que las mujeres del módulo 10 han presenciado en su ciclo de cine con vínculos asturianos, para las cuales han contado en los coloquios con directores de la talla de Gonzalo Tapia, Tom Fernández, Mario Menéndez y Jose Antonio Quirós, además de Maqua, enriqueciendo así sus conocimientos sobre cine. De seguir así, estas reclusas cumplirán sus condenas siendo unas expertas cinéfilas.

22 de marzo de 2012

Ángeles Mesa comenta su visita a Villabona



UNA TARDE DIFERENTE

Cuando un amigo te propone un plan para una tarde diferente, das por supuesto que el plan incluye la visita a algún rincón que desconoces o alguna exposición que puede resultar lo suficientemente  atractiva, como para que aceptes sin condiciones.
Cuando tu amigo es Fran Vaquero y te desvela que el plan consiste en pasar la tarde en un centro penitenciario… la cosa cambia, el pulso se acelera y tu mente empieza a elucubrar acerca de lo que puedes encontrarte en ese lugar.  Y aquí es donde una servidora se encuentra con lo que viene a ser “una tarde diferente”.
Dos grandes figuras del cine asturiano, nominadas en varias ocasiones a los Premios Goya, como son Teresa Marcos y Ángeles Muñiz Cachón, dedican desde hace meses  bastantes horas de su tiempo a colaborar en el Módulo 10 de mujeres dentro del Centro Penitenciario Villabona.
A raíz del cortometraje rodado dentro del Centro,  que resultó premiado en el FICX, estas dos mujeres deciden llegar un poco más allá y en agradecimiento a estas reclusas, crean un Ciclo de Cine en el que muestran una filmografía variada y procuran que a cada sesión acudan las partes implicadas de la película en cuestión. Directores, guionistas, actores y demás exhiben sus obras y se exponen a las preguntas de estas reclusas, cuyas inquietudes son exactamente las mismas que las del resto de los mortales, aunque la vida no siempre les haya dado la oportunidad de manifestarlas.
En esta ocasión le tocó el turno a El Vivo Retrato, obra del fallecido Mario Menéndez y del incombustible Fran Vaquero  y cuyo guión fue creado por Francisco Orejas sobre un argumento de los dos primeros. Rodada en 1986, sigue siendo un emblema del cine hecho en Avilés y del cine asturiano en general.
Debo reconocer que al oír la primera puerta metálica cerrarse a nuestra espalda, un escalofrío irracional me recorrió la espalda. Pero es cierto que el recibimiento caluroso por parte de las internas, me tranquilizó en muy pocos minutos.
Y fue eso lo que me hizo reflexionar acerca de lo que esa visita podía significar para ellas en una aburrida tarde de lunes, una más de las que la vida les ha obligado a pasar allí dentro.
Posiblemente para ellas fuimos sólo un soplo de aire fresco, llegado desde fuera de las rejas pero para mí, una experiencia impagable fue disfrutar del calor de estas mujeres que más allá de sus responsabilidades penales, nos ofrecieron la mejor de sus sonrisas y su lado más humano.
Gracias a todas ellas. Gracias a Teresa Marcos y a Ángeles Muñiz por su tiempo entregado a esta causa y gracias a Bernardo, asistente social del Centro Penitenciario Vallibona, por su compañía y su amable conversación.

ÁNGELES MESA


Fran Vaquero, Ángeles Mesa y Francisco G. Orejas en el Módulo 10

19 de marzo de 2012

Texto de Fran Vaquero sobre su visita a Villabona



FUMANDO EN EL PATIO


El pasado lunes 12 de marzo a las seis y media de la tarde encendí un cigarrillo en el patio del Módulo 10 de la Cárcel de Villabona. Hacía casi diez años que había dejado de fumar pero por algún motivo sentí la necesidad de volver a hacerlo en ese momento y en aquel sitio.
Se me ocurre ahora, mientras escribo esto, que fue el impulso de hacer algo que antes no había hecho. Me refiero a fumar en un recinto en compañía de otras personas y privado de la libertad de abandonarlo. Desde luego no estoy comparando una cárcel con las diversas instituciones franquistas por las que pasé y a las que me refiero (internados de Gijón y Pravia, cuarteles de Cartagena y Madrid) Por aquella época yo tampoco fumaba y la tarde de Villabona quise saborear las imágenes de viejas películas donde se ven presos, militares o escolares fumando en el patio durante las aburridas e interminables horas del “recreo”

Aquella misma tarde, después de esta nostálgica experiencia pulmonar, tuve otra mucho más interesante y sorprendente: participar en un coloquio tras la proyección de la película “El Vivo Retrato” (Mario Menéndez, 1986)
Invitado por Teresa Marcos y Angeles Muñiz, las dos directoras que coordinan con bastante acierto el taller de cine para las presas del Módulo 10, disfruté en compañía de Francisco Orejas (coguionista de la película) de las preguntas que nos hicieron las asistentes sobre temas como la producción de cine en España y las diferencias de ritmo narrativo entre este cine y el americano. Todo un cuestionario más propio de aquellos Cine Forum de los años...

Gracias a todas por tan agradable experiencia.


FRAN VAQUERO    



Francisco García Pérez, Fran Vaquero y Francisco G. Orejas en el muelle de Avilés durante el rodaje de El vivo retrato (1986). 

14 de marzo de 2012



MÓDULO 10
Hace algunos años, asistí a la grabación de un documental en la antigua cárcel de Oviedo. Era un espacio inhóspito, sórdido, lóbrego. Aunque hacía tiempo que los presos habían sido trasladados a otro lugar, estar en aquel lugar causaba cierta inquietud. No era un espacio acogedor, sino todo lo contrario. Las celdas, con los colchones destripados y repletas de desperdicios, no estaban cerradas. Tampoco las rejas, oxidadas, de puertas y ventanas. Pero uno sabía que en aquel lugar había estado encerrada mucha gente –en no pocos casos, de manera injusta–, se había torturado, y matado. Apetecía salir pitando.
Esta semana he estado en Villabona. Inquieta, en efecto, ver cómo las rejas van cerrándose conforme te internas en el recinto penitenciario, y advertir que estás sometido a vigilancia constante y que, cuando una puerta se cierra a tus espaldas, otra se abre ante ti porque alguien –como el Big Brother orwelliano– sabe cuál es el lugar exacto en el que estás, y hacia donde te dirijes. Sin embargo, no es una cárcel lóbrega, ni sórdida. Por paradójico que parezca, en la Unidad Terapéutica y Educativa parecía respirarse cierto aire de libertad –a lo mejor es porque sabía que sólo íba a estar en el recinto pentenciario unas pocas horas– y en el módulo de mujeres creí advertir cierta alegría de vivir –otra paradoja, o acaso simple error de perspectiva por mi parte– en muchas de las reclusas que participan con evidente entusiasmo en el Taller de Cine que dirigen Ángeles Muñiz y Teresa Marcos.
No se si hay vida en otros planetas. Pero sé con certeza que tras los muros de la cárcel, aunque esas mujeres hayan sido despojadas de su libertad, sí.

Francisco G. Orejas